martes, 9 de marzo de 2010

Eres Calor en el Frío y Suave Briza en el Fervor.



Martes 9 de Marzo del 2010.
Un año después.



Y pasas, y siento que el aire se estremece, y todo yo, inmóvil, soy deseo y angustia y necesidad de ti.
¿Por qué eres tan hermosa? ¿Te acunaron en versos?  ¿Leche de flor bebiste? ¿Quién te modeló sobre mi corazón, quién te tatuó sobre mis ojos?
Jaime Sabines.

A principio de este año, el frío ha cobrado la factura que le quedamos a deber en noviembre y diciembre pasados. Ahora, harto de él, sólo deseo estar en ti.

Dos y media de la madrugada, estoy recargado en mi ventana y fumando un cigarrillo. El silencio es abrumador, un viento frío golpetea mi pecho mientras veo una higuera triste que jamás ha dado frutos. Los gatos negros pasan por los bordes de las incalculables bardas, me ven y me dicen con sus miradas, que desafortunadamente está lejos mi fin. Al fondo, un dulce tango de Carlos Gardel me atormenta el corazón, y el sonido de la hoja de tabaco consumiéndose rápidamente en mi boca me distrae por un segundo.



Sabes, hace poco le escribí a un amigo inconscientemente sobre ti. Pude hablarle de lo complicado de escribir mientras tienes mil pendientes a cuestas o de cómo salí del problema de sistematizar un gran puñado de ideas explosivas en la cabeza, pero ciertamente, terminé hablando de ti. Afortunadamente, él entiende lo que me pasa, y acepta con gran gusto mi escribir.

Por otro lado, esta mañana, acostado en el pasto y viendo el ir y venir de las nubes escondiéndose entre los frondoso árboles, saltaron a mi cabeza más pensamientos sueltos para ti. Pero estos, por primera vez, quiero que los conozcas. A continuación, no sin algo de pudor, te las copiaré aquí abajo.
Recuerda que son ideas sueltas, lo cual significa que, si bien no tiene relación directa unas con otras, son abismos de pensamiento que salen a flote como lava ardiente de mí ser. Como involuntarias e insurrectas, nadie las puede alterar, ni siquiera yo. Espero las entiendas como yo quisiera. Si es que lo haces, estarás descubriendo cosas muy importantes de mi cariño.

…de ti pienso y descanso, de ti muero quedamente y revivo para oler tu cuello y alejarme lentamente a la oscuridad. Camino mirándote a mi lado, hablo tratando de impresionarte y duermo tranquilo a tu lado en las noches de borrasca…
…eres calor en el frío y suave briza en el fervor. Sueño tus besos, tus caricias, y deseo arrancarte pedazos para armarte igual mil años después. Caminar contigo y saborear tu cuerpo al abrazarte, son sueños pasados y realidades que figuran sólo en la idea…

…eres mi confianza y pánico a la vez. Salto para respirar algo ajeno a ti y así lograr sobrevivirte, pero a la vez me inclino para rozar tus pies con mis mejillas y sentir el terciopelo que sólo la piel de la mujer da…

¿Tendrás en cuenta entonces, lo que vivimos hoy? Quien quiera que maneje estos hilos, lo hace tan bien, que lo que he aprendido con los años no me sirve para nada al escuchar tus palabras pausadas y lentas como un éxtasis eterno en medio de la rabia de la humanidad a que, creas o no, desgraciadamente renuncié...

...silencio!! Ese susurro inhóspito de la madrugada se ha convertido en tu voz al invitarme a volar y dejar salir el alma de mi vacío cuerpo…
…ayer quise verte caminar sola, quise modelar tu perfil en las nubes de una tarde veraniega en el cielo. Quise arrancarte el corazón y sujetarlo fuertemente sobre mi pecho gritando que por fin eras mía...

…he caído cansado y, alerta, despierto al oler tus pechos blancos enjabonados de miel y azúcar…
Conoces esos olores que vienen del pasado a decirnos: ¡Hola! – ¡ya es hora de partir!-
Sal de aquí ahora, yo ya no soy más.

Las explosiones de palabras chocan y se contradicen unas con otras, ¿lo notas? Esta pasión me vuelve loco. Por ahora es todo. Ya recordaré más ideas y esta vez, buscaré ordenarlas.

Sabes, he caminado tanto que a veces, solo a veces, creo que no hay fin. Siento que lo he visto todo, tocado todo y sentido todo. Las piernas me duelen, el sol me quema y aun así sigo caminando. Nadie estropea mi caminar, nadie sabe lo que es caminar. Pasos seguros, mirada al frente y observación minuciosa de todos los elementos a tu lado. Pero esta mañana, el escuchar al viento acariciar las copas de los árboles y sentir ese breve frío colándose por mi cuello, llega esa frenética necesidad de encender un cigarrillo. Allí acostado, sólo escucho el caminar de allá para acá de la hojarasca y me pierdo en un mar de simples ideas sobre la soledad. Pienso en ver tus ojos y platicarte de cosas que los árboles me susurraron cuando, por un segundo, sólo por un segundo, me sintieron parte de ellos.