domingo, 9 de marzo de 2014

Morir en su olor y el cielo crujiendo...

Aún me acuerdo de usted.
Tiene ojos que son de un verde relampagueante
en una oscuridad eterna y abrumadora.
Sobre las nubes la vi caminar aquella vez
y ellos creyeron que yo alucinaba de amor.

No sé si lo recuerda,
pero una vez me dijo
que si le escribía un poema 
usted me tomaría de la mano
y me llevaría caminando a su habitación.

Era un palacio de olor vainilla
con texturas suaves aterciopeladas. 
Me miraba tanto acariciándome las manos
y yo la sentia tan mía que deseaba morirme allí mismo.

Morir en su olor y el cielo crujiendo 
y yo todo lleno de sus relampagueantes verdes.