lunes, 29 de diciembre de 2008

De niño me juraba...


¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no. Pero negar no es renunciar: es también un hombre que dice sí desde su primer movimiento.
(...) El rebelde (es decir, el que se vuelve o revuelve contra algo) da media vuelta. Marchaba bajo el látigo del amo y he aquí que hace frente. Opone lo que es preferible a lo que no lo es.
El hombre rebelde. Albert Camus.




29 de Diciembre del todavia 2008.

Recuerdo que de niño juraba que no dejaría que nadie me dominase, juraba ser rebelde hasta el tuétano y no someterme a nadie.
Recuerdo que me juré no llevar una vida frívola y en la ignorancia como todos los demás.

Me juré leer hasta caer dormido, me juré viajar hasta caer muerto. Me juré que fornicaria hasta que perdiera todo sentido mi deseo. Me juré que atacaría al dios estúpido que todos adoraban. Me juré que no dejaría que me engañaran más.

Me juré no creer en los gobiernos, en las religiones y en las autoridades. Me juré no inclinarme ni ante mi madre. Juré no darles razones para que me creyeran igual a ellos. En fin, me juré cosas hasta el cansancio.

En ese tiempo me la pasaba jurando sin pensar. Ayer me jure no jurar más sin sentido. Hoy me di cuenta que no cumplo mis juramentos.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Los Ecos de los Sonidos Perdidos.



19 de Febrero de 2008


-Este pueblo está lleno de ecos.
Tal parece que estuvieran encerrados en el hueco de las paredes o debajo de las piedras.
Cuando caminas, sientes que te van pisando los pasos.
Oyes crujidos. Risas. Unas risas ya muy viejas, como cansadas de reír.
Y voces ya desgastadas por el uso. Todo eso oyes.
Pienso que llegará el día en que estos sonidos se apaguen.
-Eso me venía diciendo Damiana Cisneros mientras cruzábamos el pueblo.
Juan Rulfo. Pedro Páramo.
San Diego de la Unión, Guanajuato, México.

El zumbido del pequeño grillo a lo lejos hace que el joven, sentado en la tierra seca y agrietada del campo, sepa que no haya nada a su alrededor por muchos cientos de metros. El silencio lo acorrala y le exige un sonido, por pequeño que sea, que le de indicios de que sigue con vida aún. Éste suspira y el silencio rompe de tajo lo que es la verdadera muerte. Los pensamientos detonan como una bomba, a la cual su conteo de veinticinco años ha llegado a cero. La tierra se levanta en un pequeño tornado y le obstruye los pulmones mientras el joven inclina la cabeza hacia adelante y expele tierra mojada. Se toma de la cabeza con ambas manos y empieza a llorar por los recuerdos que pasados están para todos y presentes llegan constantemente para él y su pequeña soledad.

De súbito, abre los ojos y ve la total oscuridad que se mezcla con imágenes, ¿Cómo se dice? ¿Fugaces? Sí, fugaces de pequeñas figuras inanimadas que juguetean con los forasteros a quitarles el alma y llevárselas a su casa en el fondo del ejido. Él no se deja y forcejea, pues le importa mucho su alma porque de hecho no es de él, ya que si lo fuera la daría con todo gusto a cambio de un buen consejo de la madre raíz, pero como no es de él, pues se ve en la obligación de defenderla hasta la muerte. Estas fuguras se enojan y se burlan majaderamente de su gran nariz. El joven la acaricia y piensa que en realidad no es tan grande, pues hay cosas enormes que él ha visto, como edificios, o montañas, o mares. Y se dice para concluir: esos sí, son enormes.

Un susurro de lo profundo de la tierra y tal vez de sus pensamientos también, parece que dice que hoy la luna busca cómplices que quieran verla como es en realidad. Él mira hacia el cielo y solo ve nubes oscuras que tapan los rayos de luna proyectados antes hacia el monte, sí, un monte donde hay coyotes que venden miedo a cambio de que les enseñes a no matar para sobrevivir. El joven, en su estupidez bárbara, propia de humanos, se pregunta si esto acaso es posible.

–Todo es posible. Le dice un coyote mientras le huele el tenis y lo rodea con pasos lentos y precavidos. Segundos después toda la manada de coyotes lo rodea y lo miran sin perder un detalle. Le preguntan si viene de la tierra donde nadie conoce a nadie, y si es que los conoces, en realidad no es así porque todos guardan apariencias que a los animales les parece no rara, sino propia de imbéciles.

-Sí, yo soy de allá donde el diálogo es en realidad un monólogo. Les contesta a la vez que se para raudo y se sacude la tierra todavia caliente del trasero.
-Debo ir al monte a buscar sonidos pasados que se quedaron atrapados en las cuevas, sonidos que tuve que dejar al partir de vuelta al lugar de donde hoy vengo. Les dice a todos tratando de buscar en sus miradas, cautelosas, una amigable.

Los coyotes se miraron extrañados por las palabras del joven, pues sabían que los ecos del sonido que toma el joven como suyos nunca dejaron de oírse en el monte, estos sonidos los alebrestaban cuando el hombre común venia por las noches a cortar leña. Estos sonidos los animaban a enfrentarlo y a acabarlo de una vez por todas. Pero en la tranquilidad y sin turbaciones, los arrullaban y les pasaban la mano por la cabeza a la vez que les decía que en el monte estaban a salvo. En resumen, los ecos de los sonidos del joven eran furiosos al ataque y dóciles al cariño. Los coyotes se miraron entre si y, entonces, decidieron darle alcance rápidamenteal joven y pedirle que no dejara entrar de nuevo por su boca a los sonidos que llevaban como ecos en el monte, y que ellos ya tomaban como suyos, por más de veintidós años.

-Los ecos de tus sonidos están bien en el monte- le dijeron al darle alcance y tratar de detenerlo poniéndose en su camino.
- Ellos logran paz en la tranquilidad y fuerza en la brutalidad. Son parte nuestra, es como si nosotros habláramos claros como los hombres.

-Esos sonidos son humanos, y por lo tanto ajenos a ustedes -
les respondió el joven sin pararse ni un momento. -La raíz dice que los sonidos deben volver a mi, por eso he venido de tan lejos, ellos son parte de mi, sin ellos he sido nada, ellos me explican y yo los utilizare de la mejor forma.

Después de esto el joven empezó a subir al monte, libró matorrales, nopaleras y serpientes que se unieron para apoyar a los coyotes. La luna buscó iluminarlo y la raíz, aclarar su mente.

-Ya se dejan sentir los ecos.- Dijo atormentado y mirando para todos lados un coyote.

-Buscan desesperados al joven, pues ya lo sintieron. -Dijo otro en posición agresiva.

Los ecos de los sonidos rodearon la figura del joven, buscaron similitudes con el pequeño niño que veintidós años antes los dejó al gritar en el monte que le dolía la muerte pero que mataría para defender la vida. Al cerrar su boca ese pequeño niño años atrás, los ecos de los sonidos ya no pudieron entrar y tuvieron que refugiarse entre los lobos.

Los ecos de los sonidos perdidos al joven le dijeron en ese momento:
-Defender la vida da da da da!- Y aprovecharon la inhalación del joven para entrar en él y reconocer las entrañas hoy malgastadas por los tiempos.

Después de esto el joven se sintió extraño y renacido, bajó del monte y la luz que emana de la luna le aclaro los ojos y la mente. Los lobos lo miraron pasar a su lado y él ya no les dijo nada. Su andar ya no pudo vacilar jamás. Después de esto, los coyotes desaparecieron del monte. Hoy son ecos de los ecos que el joven les robó.

Ahora Entiendo Todo.

Jueves 13 de noviembre del 2008.

Si los pastos conversaran, esta pampa le diría de qué modo la quería, con qué fiebre la adoré.Cuántas veces de rodillas, tembloroso, yo me he hincado bajo el árbol deshojado donde un día la besé. Y hoy al verla envilecida y a otros brazos entregada, fue para mí una puñalada y de celos me cegué, y le juro, todavía no consigo convencerme como pude contenerme y si ahí nomás no la maté.
Tomo y obligo. Carlos Gardel.
Una fina luz se proyecta a mis pies dentro de ese lugar oscuro y solitario. Esta luz se filtra por un hueco en la esquina izquierda del lugar, ese lugar donde siempre me siento y observo a la gente que entra y sale.

Esa luz surge y se alimenta a partir del humo de mi cigarrillo y las partículas de polvo que de todos lados se desprenden. Con cada bocanada que doy, la luz se retroalimenta y crea figurillas más densas y más definidas que hacen que las tome más en cuenta que todo lo que sucede en el resto de ese lugar patético.

Las líneas chocan entre si y crean una más fuerte y gruesa. Mi mano se estira, entra en la luz y juega con el destino de esas líneas que por el simple acercamiento veloz de mi mano, ya empiezan a tomar dirección diferente de la que se tenían planeadas.

Hoy he logrado entender: todo es minúsculo y con origen simple.

Las venas de mis manos se llenan de pena y dolor, se poner chistadas y simplemente se cierran para tomar el siguiente cigarrillo que ya se está deseando desde hace dos minutos.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Ayer fue un día sumamente hermoso.

20 de noviembre del 2008.

Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
Hoy llega al fondo de mi alma el sol;
Hoy la he visto… la he visto y me ha mirado
¡Hoy creo en Dios!
Gustavo Adolfo Becquer.


Ayer fue un día hermoso, y no porque por fin la volví a ver después de más de cuatro largos y tormentosos meses. Durante este tiempo se transformó en un fantasma que regresaba constantemente a mi ser con cada cosa que me la recordara. Fue hermoso pero no porque redescubrí sus ojos claros que me miraron solo una par de veces en el saludo y la despedida exigida por el rigor social. Mire de nuevo su caminar balanceándose de un lado a otro y su cabeza inclinada un poco a la izquierda. Fue un día hermoso pese a que jamás me dirigió allí, una palabra, pero escuché su linda y tierna voz al dedicarle sus sagradas palabras a otro imbécil. Nunca más a mí.

Me detuve por un momento y juro que sentí su olor cuando pasó cerca de mí y lo dirigí a cada célula de mi cuerpo para menguar el dolor de su presencia allí y su recuerdo, estando lejos.

Hoy desperté con su cara en mi cabeza y su cuerpo en mi deseo. &%(#" se llama y dolor me otorgó. Ayer fue un día hermoso pero no porque sé que sigue viva y porque sé que es tan humana que algún día pudo haberse enamorado de mi. Fue hermoso pero no porque estoy casi seguro que se sentía nerviosa conmigo ahí, que sentía el deseo de hablar conmigo para saber cómo he estado, qué he hecho e insinuarme la pregunta: ¿no me has escrito nada nuevo Adolfo?

Al final de cuentas, me hice el desentendido en medio de todos, para trabajar su recuerdo meses atrás, esos meses donde me, mágicamente, abrazó, donde me vio con cariño con sus únicos ojos bicolor. Donde sentí sus dulces y finos pechos al rosar mil veces mis brazos al juguetear. Donde sentí su dulce aliento acariciar mi cara y calmar mi furor.

¡Qué tarde es para enmendar mis errores para con ella! ¡Qué tarde es para abrazarla y besarla aunque fuera la primera y última vez!

A final de cuentas, ayer fue un día hermoso pero sólo, y sólo, porque al regresar a casa tuve la fortuna de lograr ver a dos enormes y míticas estrellas que saludaban, por fin, mi regreso a casa para arroparme y cobijarme a media noche entre los viejos cantos de Violeta y Víctor. Gracias vida, por días como estos.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Las Palabras Son Pinceladas.

24 de enero del 2008.


De todo lo que el hombre en este mundo pudiera imaginarse, nada puede compararse con la escritura.
Se puede escribir a un amigo o conocido que se encuentra lejos, en el mundo ajeno, y enviarle sus pensamientos en un trozo de papel; se puede leer lo que otros escribieron hace dos mil años; se puede escribir para que otros puedan leer después de varios miles de años.
Es esto una ciencia que casi supera la razón humana, y podría decirse que aquel que la inventó primero fue más dios que hombre.
La escritura abrió el camino a la razón humana para que se acercara a dios por sus posibilidades.
Vuk Stefanovic Karadzic (1787-1864)

Tu mano, con las venas muy marcadas debido al sol, sostiene el bolígrafo que inicia con una punta delgada, de la cual su sombra se inicia, igualmente, con cada trazo final de las letras. ¡Mira! Es genial, pues parece que las dos puntas, la real y la sombra de ésta, son necesarias para forjar las letras. Es como el hombre, sabes, pues necesita su lado positivo y su lado negativo para crear cosas agraciadas.

Las palabras son pinceladas en una hoja de papel, las hay bien hechas y las hay hechas con el corazón. Las bien hechas son propias de gente instruida, que se preocupa de que las cosas salgan bien, no, más bien, pulcras; en cambio, las hechas con el corazón, ciertamente, no son tan elaboradas pues salen de repente, ya que las hacemos los inexpertos, los que no somos capaces de armar un verso sencillo como los martinianos, pero sí sabemos sacar lo más profundo, lo que ningún hombre franco pueda cuestionar como feo, o grotesco: el alma hecha obra de arte. Tal vez no estén dotadas de hermosura estética, pero son sinceras y eso, ¡lo juro! Me importa más.

Las palabras pueden tener muchos significados, para mi puede tener uno y para ti puede tener otro distinto. Por eso un poema a veces solo es entendido en plenitud por su autor, y cuando alguien lo lee lo identifica inmediatamente con sí mismo, y su significación cambia totalmente. ¡Ilustre!, ¿no crees?

Por lo anterior, te puedo decir que los poemas son, además de su autor, de quien los usa, puesto que se ve reflejado a sí mismo o describe una situación muy parecida a la que está. Benditas sean las palabras que me explican y explican mi realidad, benditas por ser parte de una solución que he buscado desde hace años. Y todo, o casi todo, está en el papel impreso de un viejo libro de poemas comprado en el centro de la ciudad. Mi vida es él y él es todos nosotros porque somos humanos, demasiado humanos, diría yo, y propios de las letras de cualquier poema escrito por humanos.
Chau!

Los Ojos de los Anarquistas son Transparentes...

17 de marzo del 2008.



El soñador es el diseñador del mañana.
Los hombres prácticos... pueden reírse de él; no saben que él es la verdadera fuerza dinámica que empuja el mundo adelante.
Suprímanlo, y el mundo se deteriorará hacia el barbarismo.
Desdeñado, empobrecido, él abre el camino..., sembrando, sembrando, sembrando las semillas que serán cosechadas, no por él, sino por los hombres prácticos del mañana, que al mismo tiempo se reirán de otro infatigable soñador ocupado en sembrar, sembrar, sembrar.
Ricardo Flores Magón.



Dicen que los ojos de los anarquistas son transparentes
como los ríos en que se transforman sus venas.
A través de ellos se puede ver el miedo
y la frustración de los pueblos en el mundo.
Se enrojecen en la noche sus rostros,
pues lloran sigilosamente, no obstante,
amanecen blancos como la esperanza de sus ríos interiores.


Ellos caminan lento y observan el pasar, lo frívolo,
van y vienen, vienen y van,
pero en realidad nunca llegan,
pues nunca esperan un final.
Lloran cuando escuchan los gemidos del centro de la tierra,
la raíz está en peligro: dicen desesperados.


Dicen que algunas veces desean matar de odio,
otras veces buscar abrazar por cariño.
Su actuar parece contradictorio
pero en realidad es lo más humano
que cualquiera pudiera realizar.


Lo que es seguro es que ellos llevan un dolor que arrastran
como cadenas que pesan tanto como el rencor entre los humanos…


Dicen, los que los conocen, que son capaces de
crear mundos donde todos sean iguales
y donde la regla única sea el velar por tu prójimo.
Pese a esto, hay gente que los toma como vándalos
pues atacan el origen propio de su riqueza.


Ocupan cuerpos frágiles y fugaces, surge uno entre millones,
es como una planta en medio del desierto
que saca sus fuerzas del fondo de la tierra.
Encuentran la raíz y ésta los auxilia en las tormentas
y sequias permanentes.


Se piensa que sus cuerpos no están hechos para ellos,
se les acaban fácilmente, se hacen polvo,
pero sus almas quedan manifiestas
y se meten en los árboles, en los animales
y en los vientres de las madres
para así resurgir como fénix
y poner ejemplo acatando a la naturaleza.


Lo que es seguro es que ellos llevan un dolor que arrastran
como cadenas que pesan tanto como el rencor entre los humanos…


También los que los conocen dicen que las olas del mar
giran constantemente sobre sus frágiles cuerpos.
Los llevan y los traen, los rosan
y los hacen flotar, contra su voluntad,
sobre los demás hombres.


De hecho, se dice que las olas son como ellos:
Furibundas en la tormenta
pero apaciguadas en la paz.


La espuma roza sus labios
y fermenta la sensación del deseo humano
que se mezcla con una preocupación constante
sobre el qué pasará
sobre el qué harán y
sobre el cómo construirán de nuevo
la belleza a partir de las ruinas humanas.


Pero al fin de cuentas, y para no hacértela larga,
lo que es seguro es que ellos llevan un dolor que arrastran
como cadenas que pesan tanto como el rencor entre los humanos…

lunes, 15 de diciembre de 2008

Sus ojos se Cerraron y el mundo sigue andando...

Sábado 22 de noviembre del 2008.
Un día después de la caída.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...



Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente —¡la frente
que más he amado en mi vida!...

Un viento de invierno helado
Se llevó el alma de mi princesa
Y yo me he quedado callado
Y absorto en mi infinita tristeza.

En la sala de las margaritas
Lloré ríos de mi gran dolor
Ella ya está entre las benditas
Y es el recuerdo de mi corazón.

Quisiera tomarla y abrazarla
Y decirle: ¡aquí estamos mi amor!
Que se levante toda ofuscada
Y que me diga: todo ha sido un error.

Pero la dulce llama se ha extinguido
Ashley Fernanda
Ahora ya viene todo el dolor
Mi sentimiento esta dirigido
A su tierno y gran corazón.

Flores y flores te llegaban
Y ellas te miraban con gran recelo
Todas prestas se alistaban
Pero ¿Qué le puede hacer a un lucero?

Descanzabas pura en un ataúd blanco
Y vestías un lindo Vestido azul
Pequeños niños jugando a tu flanco
Como si fueras un enorme abedul.

Todos decían- Ella solo está dormida
Pues miraban tu descanso sereno
Toda esa gente estaba perdida
Pues no supieron tu corazón tan bueno.

Cientos de flores van y flores vienen
Y regalos para ti al por mayor
Yo quisiera el corazón que tú tienes
Y así luchar por un mundo mejor.

Con un lindo beso de ti me despido
y con un suspiro dentro de mi pecho
te juro que contigo estuve bendecido
y no viviré nunca jamás insatisfecho.

El dolor rápido me sucumbe
Y el recuerdo me entristece
Quisiera que nada me derrumbe
Y que todo de nuevo empiece.

Fuiste nuestra luz al nacer
Divino regalo del dios
Ayer te fuiste al anochecer
Y no te pude ni decir adiós.

lunes, 21 de julio de 2008

Dice mi Sobrina Frida sofia que...

26 de Mayo del 2008.

Dice mi sobrina Frida Sofía, que cuenta solo con cuatro años, que los árboles caminan cuando uno no los ve, dice también que su pez dorado vio, el año pasado, entrar a santa Claus por la ventana, también suele, por las tardes, invitarme a sus fiestas de té solo sí, y solo sí llevo unas galletas rellenas de chocolate. Mi sobrina dice cosas tan hermosas y tan inocentes que a veces me provocan nudos en la garganta y me hacen llorar, volteo la cara para que no me vea y ella, rápido, me la jala y me pregunta que por qué lloro, me dice que si hizo una cosa mal, yo, igual de rápido, le respondo que no, que para nada, es más, que todo lo que me dice me hace muy pero muy feliz, y que lloro porque no quiero que cambie para nada durante su vida.

Le contó a una amiguita que yo siempre hablo mal de dios, y esta niña le dijo que su tío se va a ir al infierno, ella, asustada, me dijo que dejara ya de hacerlo, pues allá abajo hace mucho calor y que ella sabe bien que me sofoco fácilmente, y que aparte, le será muy difícil irme a visitar y llevarme mi comida favorita.

Mi sobrina Frida Sofía suele llorar con las películas tristes de Wald Disney y no logra entender el por qué hay gente tan mala, yo no sé responderle pues yo sigo preguntándomelo con mis 25 años a la espalda, termino dándole la vuelta y mintiéndole con respecto a que los buenos siempre vencen a los malos, ojala fuera así…

Tiene los ojos más profundos y significativos que los míos hayan visto, su sonrisa es forjadora de esperanzas y de flores en el campo lindo de su niñez. La beso y es como si besara a la pureza misma, la abrazo y es como si abrazara a toda la gente buena de este mundo, ella es mi luz, ella es mi esperanza de cambiar este mundo maldito.

Te quiero mucho bebe, mi lindo y preciado tesoro…

Tus palabras eran tan distantes...

23 de abril del 2008.

Esa tarde fría de diciembre, sentados en una banca del parque cerca de tu casa, mirábamos el ir y venir de los niños jugueteando con pelotas y bicicletas. Ellos no notaban que todo lo nuestro se caía en pedazos como un castillo de arena mal construido y sin un ser extraño en el foso que cuidara sus flancos.

Tú y yo, sentados no sabíamos qué decirnos. Los dos queríamos con toda razón poder salir corriendo cada uno por su lado y olvidar lo incómodo de aquel momento. Tú querías huir, creo, porque no estabas segura si todavía me querías, yo quería huir porque no estaba seguro de que ya no te quería.

Tus palabras eran tan distantes como si estuvieras hablando frente a mi tumba días después de enterrado, reclinada en la cruz, sollozando y limpiándote las lágrimas. Las palabras que yo te enviaba eran como ecos que viajaban por la nada y sin ningún destino. Sin receptor, la emisión no existe, sin tus palabras mi ser no era nada humano.

Mi mano quiso alcanzarte una vez más, tocarte la cabeza y sentir tu calor como el calor de tu entrepierna de la que tantas veces gusté; pero pasó de largo, se fundió con tu cuerpo y te partí en dos. Fue gracioso, pues nunca lo notaste. Yo te partí y tú me arrancaste el corazón.


Tu presencia era tan traslúcida que podía ver a los niños en sus bicicletas pasar detrás de ti. No sé qué tenías, en verdad, no lo sé. Nunca estuviste, creo, ahí; tal vez eras otra, no, tal vez te imaginé y por eso tu presencia incompleta, falta de todo.

Miradas esquivas y ademanes fríos. El humo de mi cigarrillo, por primera vez en el par de años que estuvimos juntos, te provocaba molestias y hacías gestos de descontento. Estabas harta de mí y de todo lo que yo, antes de ese día, representé para ti.

Por mi parte, yo decidí fundirme con el letargo y echar un gran grito sigiloso que te hiciera cimbrar tus fibras más íntimas hasta hacerte evaporar de allí, y dejarme solo con tus restos, pues yo sabría muy bien qué hacer con ellos.

Me despedí sin mirarte a los ojos, me dijiste adiós tan convencida que ya no quise decir más. Yo me alejé un metro, y tú, ceñida de un escudo protector, te esfumaste cuando solo eras un punto en mi lejano horizonte de la vida. El sonido de la hojarasca al crujir durante tu caminar fue el último sonido que escuche de ti…

Dónde estás hoy?: en otros brazos.
Qué ojos miras?: los de otro.
A quién sigues con tu mirada?: a uno.
A quién escuchas poniendo tu sonrisa divina?: seguramente a un bobo.
Por quién respondes hoy?: por él.
Nunca más.

El joven promete una vez más, dejar de pensar en ellas.

He Estado Recordando Viejos sucesos...

21 de Julio del 2008.

He estado recordando viejos sucesos, viejos sucesos que al pasar el tiempo no caben ya, en el rigor cotidiano. Esos sucesos no son imágenes definidas como el recuerdo de ayer cuando comía con los amigos en el puesto afuera de la facultad, no , esos sucesos son borrosos , confusos y algo cortados. Quisiera entender el por qué mi mente los trae hasta hoy, ya que son cosas de la cotidianeidad, o al menos eso creo, que no siento significado en ellos.

Las cosas son así: algún objeto o algún lugar me traen a la mente esos sucesos, yo me quedo pensándolos y cuando doy en cuenta ya han pasado cinco o seis minutos. Esto estaría muy chido si encontrara la razón verdadera del regreso de esos sucesos pasados, pero para mi pinche desgracia me quedo en tablas (en mi lucha contra ellos) y lo voy olvidando poco a poco.

Hace unos meses, un amigo me recomendó que los escribiera uno a uno y que ya teniéndolos juntos, frente a mi y mi narizota (así me dijo el muy mierda) tratara de buscarles, primero, coherencia por sí mismos y, después, relación entre ellos. Pero mi amigo no contaba con mi limitado conocimiento psicológico y no encontré relación entre ellos ni mucho menos coherencia por si mismos. Así que decidí, dando un golpe al escritorio, renunciar a esos espectros chocarreros del pasado mío, que bien a bien, parecen de otro hombre.

En la sierra, en el río, entre los árboles frondosos son los escenarios de la mayoría de ellos, única relación. El sentimiento de desconexión y de frustración de mi vida en la ciudad, son el sentimiento de varios, no todos. Y la búsqueda de un mejor mañana es lo que me provocan la mayoría, hoy aquí sentado.

La música, si, la música y sus lindas variantes, sus altos y sus bajos, como un grito de desesperación de los indios en la sierra norte de puebla. Acalla todo, otorga un silencio breve y estalla el dolor del indio, un dolor profundo terminal, tal vez una despedida. Este es un suceso pasado, ¿me ayudas a descifrarlo?