jueves, 18 de diciembre de 2008

Las Palabras Son Pinceladas.

24 de enero del 2008.


De todo lo que el hombre en este mundo pudiera imaginarse, nada puede compararse con la escritura.
Se puede escribir a un amigo o conocido que se encuentra lejos, en el mundo ajeno, y enviarle sus pensamientos en un trozo de papel; se puede leer lo que otros escribieron hace dos mil años; se puede escribir para que otros puedan leer después de varios miles de años.
Es esto una ciencia que casi supera la razón humana, y podría decirse que aquel que la inventó primero fue más dios que hombre.
La escritura abrió el camino a la razón humana para que se acercara a dios por sus posibilidades.
Vuk Stefanovic Karadzic (1787-1864)

Tu mano, con las venas muy marcadas debido al sol, sostiene el bolígrafo que inicia con una punta delgada, de la cual su sombra se inicia, igualmente, con cada trazo final de las letras. ¡Mira! Es genial, pues parece que las dos puntas, la real y la sombra de ésta, son necesarias para forjar las letras. Es como el hombre, sabes, pues necesita su lado positivo y su lado negativo para crear cosas agraciadas.

Las palabras son pinceladas en una hoja de papel, las hay bien hechas y las hay hechas con el corazón. Las bien hechas son propias de gente instruida, que se preocupa de que las cosas salgan bien, no, más bien, pulcras; en cambio, las hechas con el corazón, ciertamente, no son tan elaboradas pues salen de repente, ya que las hacemos los inexpertos, los que no somos capaces de armar un verso sencillo como los martinianos, pero sí sabemos sacar lo más profundo, lo que ningún hombre franco pueda cuestionar como feo, o grotesco: el alma hecha obra de arte. Tal vez no estén dotadas de hermosura estética, pero son sinceras y eso, ¡lo juro! Me importa más.

Las palabras pueden tener muchos significados, para mi puede tener uno y para ti puede tener otro distinto. Por eso un poema a veces solo es entendido en plenitud por su autor, y cuando alguien lo lee lo identifica inmediatamente con sí mismo, y su significación cambia totalmente. ¡Ilustre!, ¿no crees?

Por lo anterior, te puedo decir que los poemas son, además de su autor, de quien los usa, puesto que se ve reflejado a sí mismo o describe una situación muy parecida a la que está. Benditas sean las palabras que me explican y explican mi realidad, benditas por ser parte de una solución que he buscado desde hace años. Y todo, o casi todo, está en el papel impreso de un viejo libro de poemas comprado en el centro de la ciudad. Mi vida es él y él es todos nosotros porque somos humanos, demasiado humanos, diría yo, y propios de las letras de cualquier poema escrito por humanos.
Chau!

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