Así como
llegué me fui sin notarlo.
Salí del
mundo y llegué a él
dando una
vuelta.
Caminé junto
a ella y la dejé
para
encontrarla en otra.
Miré a mí
alrededor y vi mi cara
en la
pesadumbre de un mundo inútil.
Sueño y vivo
y siento que
para vivir se sueña
y para soñar
se mira fijamente.
En el
bolsillo tengo
un
encendedor, unas llaves
y restos que
llevo a todos lados
de una mujer
que amé.
Solo somos
fragmentos, -me dijo-
Me llevarás
e iré cayendo poco
a poco de tu
bolsillo mientras
forjas
destino con otra mejor.
Tengo una
mano que tiembla,
un corazón
que se colapsa del cansancio
y una
melancolía sobre lo que pensé que fui
y sobre lo
que resulté de lo que no hice.