viernes, 10 de octubre de 2014

En el parque.


 –Lloverá ahora. Me dice Abigail mientras baja de súbito del columpio. Se coloca las sandalias, camina apresurada hacia mí, toma mi cajetilla de cigarros y, junto con un pequeño libro de poemas del cual hace un momento le leí fragmentos, los coloca en su morrar y yo miro sus trasparentes manos mientras hace que me levante del pasto.

Mientras ella mira el ennegrecido cielo y la inminente tormenta, yo sólo pienso:

Largos pastos de esferas micro cósmicas de rocío.
Tormenta libre y majestuosa.
Moja y moja y todo vivirá más.

¿Por qué correr? ¿En casa no lloverá?

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